EL ESTUDIANTE

El estudiante cuenta la historia de Roque Espinosa, un muchacho que llega a Buenos Aires para empezar una carrera en la facultad de Sociales de la UBA, pero su preocupación pasa por las chicas antes que por el estudio. Tras comenzar una relación sentimental con Paula Castillo, una joven profesora que milita activamente en la agrupación Brecha, Roque comenzará a descubrir que lo que lo apasiona es la política. En las reuniones de Brecha conoce a Acevedo, el líder y referente de la agrupación y a partir de pequeños encargos, comenzará a crecer en la organización, hasta convertirse en su hombre de confianza. Santiago Mitre considera que su película “es un relato básico bastante universal: la historia de alguien que llega a un lugar que desconoce, entra en contacto con una serie de reglas que va aprendiendo y va ascendiendo en esa estructura, hasta verse enfrentado a una decisión final.” Y con algo de orgullo cuenta un dato curioso que ayuda a entender el carácter mítico de su relato: “Hace poco escribieron en un medio norteamericano que el protagonista era “una especie de Anakin Skywalker universitario”.
Evitando un punto de vista omnisciente, el relato avanza siempre a la par del protagonista y el espectador “nunca sabe ni más ni menos que él”, una acertada elección narrativa que acentúa el entramado de acuerdos que ocurren fuera de campo. “A partir de eso la película toma cierta forma de thriller, aunque me llamó la atención cuando la empezaron a llamar así, porque nunca la pensé de esa manera”, se sorprende el director. “Es que hay algo de la práctica política”, concluye, “de la tensión que genera, de ciertas intrigas en el manejo de la información, que colocan a la película en ese punto”. Intriga política, entonces: una bienvenida aparición entre los géneros abordados por el cine argentino.